Siento que esta pregunta debería ser respondida con argumentos más sólidos que solo el » es donde nací».  Para algunos suele ser un pedazo de tierra para amar ciegamente sin un porqué definido.
    Para explicar más o menos mi punto, este ejemplo; cuando tus papás quieren que le tengas respeto y cariño a un familiar que nunca cultivó una relación estrecha contigo, a pesar que te vio crecer pero el solo estuvo «ahí». Nunca te enseñaron o hicieron nada para que creciera un vínculo sano  con ese familiar, pero DEBES quererlo solo por ser sangre. ¿No es raro eso?  Una decisión tan personal y tan pura como querer / amar, subestimada por el hecho de ser «cercanos».
      Escucho gente diciendo “es que el venezolano no quiere a su tierra”, donde otras de las características de esos “Otros Venezolanos”, en su mayoría es que son jóvenes y según no saben lo que dicen. La verdad, personalmente no me da la gana de juzgarlos, situando todo esto al contexto de país donde la mayoría  ha crecido bajo un solo sistema que manipula el mensaje de que es lo que te define o te hace ser venezolano para el uso de propaganda política, cualquiera pierde el interés por cultivar el sentido de pertenencia, porque quizás nunca te vas a sentir en ninguno de los bandos.
     También están esos que piensan que si no eres Patriota como ellos, que aman vestir el tricolor, se emocionan al escuchar el himno, están perdidamente enamorados de sus paisajes y adoran hasta el canto de los grillos a medianoche, es simple ¡TÚ NO AMAS A TU TIERRA!. Describiendo todo esto, quedó demasiado mal parada porque la verdad, yo si quiero a mi país pero mi sentimiento de orgullo no está ubicado en esos sentimentalismo patriotas cliché y si el que me está leyendo se siente ofendido, no es mi intención. Como tampoco creo es la tuya cuando me quieres hacer sentir menos con tu venezolanidad. ¿Cierto?
     A lo que quiero llegar, es que para mí el cariño que siento por el país está  representado más por el valor humano. Si, por la gente. Pero esa que de verdad a través de su talento ha marcado una huella no solo en el pedazo de tierra que les tocó nacer, sino que han sido merecedores de aplausos y motivo de inspiración en otras fronteras. Por nombrar uno, el maestro Cruz Diez, un venezolano que me hace despertar el orgullo no con el corazón tricolor, sino con todos los colores posibles. Un ser tan visionario que a través de su obra busca comunicar, compartir y humanizar en los espacios.  ¿Viste? Soy igual de intensa que los patriotas cliché, pero enfocada en lo que realmente defino con el sello de #HechoEnVenezuela.
     Cabe destacar que no solo los personajes de renombre me hacen sentir admiración criolla, sino también todos esos amigos, conocidos y desconocidos que trabajan para mejorar y hacer un cambio real alrededor. Muchos piensan que no existen, que mantenemos una ausencia de individuos que realicen acciones sin esperar nada cambio, pero les juro que si son reales, están en las calles dedicando parte de su tiempo libre, otros de dedicación completa en hacer labores que contribuyan al otro. Aportando desde su intelecto,  trabajo /oficio y desde lo que creen para crecer no solamente como individuos, sino también para impactar en otras vidas.
   Que importa tantas “playas bonitas y el sabor de la arepa”, sino no se le está dando crédito realmente a lo que hace un País que es su GENTE, la de verdad. Cuando me pregunten de mi país, quiero responder que somos más que paisajes y buena comida,  dejemos de ser tan saboteadores y juzgar al  que decide querer  de otra manera. No me puedo imaginar en perder la FE en el valor humano, porque creo demasiado en eso, perderlo sería dejar en un rincón una parte de mí y empezar a creer que realmente su inútil para el “sitio donde nací” y para cualquier otro sociedad.
    Quizás es tiempo para que empezamos enseñarle a las nuevas generaciones más que los símbolos patrios y las fechas de feriados para disfrutar la belleza de los recursos naturales. Tal vez, es el momento para guiarlos y a través de su libertad puedan escoger que resaltar para sentirse motivados en ser parte de un lugar. Y a los que hoy, no sientan nada por su origen mostrarles (sin intensidades) que existen motivos para sentirse orgulloso de donde vienen y que decidan bajo sus propios interese hacer su propia bandera que pueda llevar con orgullo a donde quiera que vaya.
Dani Vergara / La que escribe desde aquí Vzla.

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