Aquí estoy otra vez, en el aeropuerto. Caminando por sus largos e impersonales pasillos, viendo caras desconocidas en las que puedo reconocer tristeza o alegría. Pensé que este desasosiego quedaría superado cuando me fui de Venezuela, que esta sensación de vacío en el estómago había quedado atrás aquel día de marzo, cuando con mis hijos, 4 maletas y mucha esperanza dije adiós a la vida tal y como la conocía. Pero no, parece ser el destino de los emigrantes, el tener que vivir en esta eterna despedida, que duele tanto y no da tregua.
Aquí estoy otra vez, en otra país, en otro aeropuerto y aunque hoy no me voy yo, vengo a despedirme de quien amo y el dolor es el mismo, está intacto y se quedará conmigo unos días, acompañándome sigilosamente, hasta que la vida me vuelva a recordar que el tiempo apremia y que me debo levantar. 
Que realidad tan agridulce la nuestra, que por habernos exiliado del caos, ahora vivimos prisioneros de las nostalgias y capeando la inmensa soledad que se siente al ver como los nuestros se alejan tras un mostrador, mientras los seguimos hasta perderlos de vista, en esos largos e impersonales pasillos, en los que mientras lloramos, sin temor a ser vistos, pedimos a Dios una nueva oportunidad de reencontrarnos. #diásporavenezolana #denisealsina 

Instagram: https://www.instagram.com/denisealsina

Síguenos en nuestras redes sociales:

Instagram: https://www.instagram.com/diasporaven

Twitter: https://twitter.com/diaspvenezolana

Facebook: https://www.facebook.com/DiaspVenezolana

Deja un comentario

Tendencias