Por: Daniel Loggiio

Como todos saben las cosas cambiaron mucho con lo de la pandemia.

En Colombia la cosa se puso ruda ya que mi trabajo era del día a día y por causa de la cuarentena deje de generar ingresos, todo estaba cerrado y se me hacia difícil costear el arriendo y los servicios.

Así que decidí la primera semana de abril que me regresaría a Venezuela, costara lo que costara, ya que no me iba a seguir endeudando y mucho menos sabiendo que la vaina no iba a terminar tan pronto.

Esa semana me metí en grupos de venezolanos en Monteria, a ver si encontraba alguna información sobre viajes y esas vainas. De repente encontré una publicación sobre unos que se iban a regresar y preguntaban si alguien estaba interesado para armar un grupo y regresarnos en combo.

Fue allí cuando me contacte con el chamo y empezamos a cuadrar como iba a ser la vaina.

Estaban cuadrando un bus para que nos llevara, pero estaba cobrando muy caro y no era seguro, asi que decidimos regresarnos en bicicleta.

Yo vendia fritos en un carrito rodante (fritos son que si papas rellenas, tequeños, empanadas, etc.) y los panas me ofrecieron una bicicleta y otros productos mas a cambio del carrito, para usarlo como maletero, hicimos el cambio y fue ahi cuando empezaba el reto de vender los demás productos para así conseguir dinero e irme con ellos, ya que partían al día siguiente en la mañana.

Eran las 3 de la tarde del jueves 6 de abril y yo aun no había vendido nada.

Yo me queria ir, debia aprovechar ese chance y me puse a pedir a Dios que me ayudara, que quería irme, que no quería seguir allí. En eso me escribe una señora diciendo que me compraba todo lo que estaba vendiendo por 80 mil pesos. Yo me alegre y enseguida le dije que «fire«, concretamos la venta y enseguida me puse a lavar toda mi ropa, a empacar en bolsas porque debía viajar cómodo por la bici.

A las 7 de la mañana me fui a casa de los panas (debo mencionar que nunca los había visto antes, apenas y los estaba conociendo y coño, me daba un poco de cague porque no sabia quienes eran), pase la noche en su casa y salimos el viernes 7 de abril a las 4 de la mañana, allí comenzaba lo bueno.

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Así se había cuadrado el carrito, ensamblado en una de las bicis, las maletas en él, todo parecía que iría bien, hasta que se salió una rueda del carrito (ya Dios nos estaba dando señales de como sería el viaje) gracias a Dios no era tanta vaina, la montamos, apretamos y seguimos. Nuestra comida para ese primer dia eran arepas de harina de trigo (Arepa andina) y café que llevábamos en unos termos. Pedaleabamos sin descanso, solo nos parabamos a comer unos minutos y seguíamos. Siempre nos poniamos un pueblo como meta, recorriamos diariamente 60 kilometros.

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Al principio quedamos que en cada municipio por el cual pasáramos nos tomaríamos fotos en sus carteles para mostrar lo recorrido, pero ya luego nos daba flojera.

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No habíamos ni siquiera terminado el primer día y ya estábamos acomodando las llantas del carrito porque se estaban rompiendo.

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Ese primer día fue muy duro. Subidas y mas subidas. Logramos llegar a  las 8 de la noche a un sitio llamado «La Y» que estaba antes de un pueblo llamado Chinu, aun en Córdoba.

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Decidimos pasar la noche en una tienda que había allí. Los señores nos dieron permiso de quedarnos bajo un techo en el frente de la tienda y nos dieron comida. Nos acostamos a dormir, estábamos muertos y era apenas el primer día.

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El segundo día salimos a las tres de la madrugada para aprovechar el buen clima, pero las llantas del carrito se terminaron de romper. Tuvimos que parar en una bomba en la entrada de Chinu.

No había ventas de repuesto abiertas, no teníamos cómo cambiar las ruedas, estábamos estresados, hasta que empezamos a revisar los grupos de ventas por Facebook y de la nada encontramos a un chamo que estaba vendiendo una bicicleta rin 16 para reparar.

Le escribimos y cuadramos para que nos vendiera las ruedas. El pana aceptó.

Estuvimos allí hasta las 9 de la mañana, acomodando el carro. En ese transcurso de la mañana hubo gente que nos ayudó. Un señor nos regalo el desayuno a todos junto con un refresco, luego una señora nos trajo un paquete de galletas con mermelada para el camino, la gente se asombraba por la forma en que viajábamos y mas cuando decíamos que íbamos hasta Cúcuta.

 

Finalmente pudimos seguir nuestro camino y pasamos por Chinu.

La vía era más que todo bosque, y la carretera era empinada, subida y mas subida ¡MATADOR!

Eran las 12 del mediodía y el sol nos estaba matando, así que decidimos acampar a orillas de la carretera y prender el fogoncito.

Nosotros llevábamos arroz, harina. aceite, sal, café, maíz de cotufa (crispeta), así que decidimos cocinar primero unas cotufitas y luego el arroz. Adivinen a quien le toco hacer el arroz.

A este negrito bello pues, el mega chef.

 

Wualaaaaa!.. Comimos, descansamos y seguimos nuestro camino. Mas adelante, el carrito se le explotaron las ruedas. ¡Los mas salados! Estábamos a medio bosque, así que no nos toco de otra que sacar los bolsos del carrito, botar ropa para poner mas livianos los bolsos ya que nos iba a tocar llevarlos en la bicicleta cada uno su bolso, el carrito lo dejamos tirado detrás de un árbol, y a partir de allí seguimos dandole pero esta vez con los bolsos encima.

Ese dia duramos pedaleando hasta las 9 de la noche. Llegamos a un lugar llamado Sampues. Nos paramos en una bomba. No teníamos donde pasar la noche y en eso salen unas mujeres y nos preguntan que de donde veníamos y a donde íbamos.

Les dijimos que éramos venezolanos y le echamos el cuento. Pues resulta que eran venezolanas también y trabajaban como damas de compañía en el hotel que estaba al lado de la bomba. Al frente había un estacionamiento donde los gandoleros pasaban la noche y los que querían iban y echaban su polvito.

Nos pusimos hablar con ellas y nos cuadran un lugar donde pasar la noche y nos dieron un buen plato de comida, ademas nos dieron para que nos bañaramos.

El baño nos sentó de maravilla. Nos relajamos y nos acostamos a dormir.

El tercer día salimos también a las 3 de la madrugada para aprovechar el buen clima, pero como cosa rara, no pudo ser así.

El pana que venia manejando la bicicleta con el carrito se volteó. Así que mientras acomodabamos todo nuevamente, amaneció y tuvimos que seguir con el sol de la mañana.

Ese día estuvimos pedaleando hasta las siete de la noche. Llegamos a una finca donde había un restaurant abandonado en las afueras de la entrada y el encargado nos dio permiso de pasar la noche allí. No seguimos pedaleando más porque como cosa rara a mí siempre me tiene que pasar algo y llegando a ese lugar, en una subida, se me partió el manubrio de la bicicleta.

Bueno, esa noche comimos pan con malta y el encargado nos llevo unos mangos verde de postre, y bueno a comer con sal, ya que estaban demasiados buenos jajaja.

El cuarto día nos levantamos a las cuatro de la madrugada y seguimos. No había pasado mucho de haber salido, cuando en una bajada la bicicleta del pana que llevaba el carrito se espichó.

El sol estaba arrecho, duramos casi dos horas arreglando la bicicleta y se hicieron las nueve de la mañana. El resto del camino era pura subida, pero en eso pasó un camión y nos dieron la cola.

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¡¡¡Al fiiiiiiiiin!!!!.

Nos adelantaron un buen pedazo, llegamos a un pueblo que estaba mas adelante (no recuerdo el nombre) y aproveche para soldar el volante de la bicicleta, al que tuve que ponerle un pedazo de tubo en la parte donde se rompió para poder manejar mientras la acomodaba.

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Quedo como si nada le hubiera pasado.

Ese dia duramos pedaleando hasta las nueve de la noche y paramos porque se volvió a espichar la bicicleta del pana, jajajaja. Esa noche dormimos en el piso de una cauchera.

El quinto día nos levantamos a las cinco de la mañana. El pana arregló el espiche y seguimos avanzando y aquí viene lo bueno. Nos metimos de nuevo al bosque, eran las siete de la noche y de repente mi bicicleta empezó a sonar. El rin estaba doblado y la cadena se me salía a cada rato. Todo estaba oscuro y no había dónde parar.  El tiempo se estaba poniendo de lluvia. Salimos a campo abierto y vimos una parada de buses. Decidimos pararnos bajo el techo y así tratar de encontrar un lugar cerca de allí para poder descansar. En ese momento que nos bajamos en la parada, empezó a llover fuertemente. Era una tormenta que estaba pasando, rayos, truenos, el agua FRÍA.  La brisa era tan fuerte que nos empujaba y empezaron a salir cosas volando. Nos tuvimos que lanzar al piso porque venían ramas volando del campo, Muchos arboles se doblaron, algunas ramas se reventaron, algunas casas se quedaron sin techo.

En eso llegan unos motorizados a guardarse con nosotros mientras escampaba y nos regalaron 20 mil pesos. A pesar de la tormenta nos fue bien jajaja.

Escampó y quedamos empapados. Los bolsos mojados. Caminamos un poco y mas adelante encontramos una choza con iluminación y un buen techo donde pasar la noche. Nos cambiamos y prendimos una fogata. Guindamos nuestras hamacas y nos acostamos a dormir.

Al dia siguiente nos levantamos a las 5am, era el sexto día. Revisamos los bolsos y todo se nos había mojado. Tuve que botar más ropa, ya que me hacia mucho peso con el agua que habían absorbido.

Cuando estábamos listos para salir a la carretera y seguir pedaleando, sucedió lo que menos imaginábamos. ¡TEMBLÓ! JAJAJA  nos quedamos tipo el indio de la película «La vida de PI» cuando está en la lancha con el tigre y le grita a Dios «¿QUÉ MAS QUIERES DE MÍ?», bueno así nos quedamos, mano tembló duro weon, el epicentro fue cerca, todo se movió, nosotros nos tuvimos que agarrar porque nos íbamos a caer, fue una locura. Nos pasaba de todo, pero seguíamos andando jajaja.

Ese dia, llegamos a un pueblito llamado «El burro».

Encontramos una llanteria abierta y fuimos a reparar las bicicletas. Yo repare el rin doblado de la bicicleta y el resto de los muchachos le hicieron mantenimiento a las bicis. El señor que las arreglo no nos cobró. Resulta que él había sido inmigrante en Venezuela y se había devuelto a Colombia hace unos 3 años.

Aproveché y les pedí el baño el prestado ya que tenia 4 días sin cagar ya que mi culito es pretencioso y por más que quería no podía hacer nada en el monte.

Ya cuando nos íbamos, escuchamos que la esposa del señor le decía a la mamá que ya no tenían comida. Así que sacamos un arroz y una harina y se la dimos. Ña señora rompió en llanto y nos agradeció mucho. Eso me conmovió.

En lo que iba de viaje solo nos habian ayudado la gente que menos tenia, la gente mas humilde era la que nos tendia la mano, la gente con plata nos ignoraban y nos veian feo. Nos despedimos y seguimos nuestro camino.

Llegamos a «Agua Chica» a las ocho de la noche.

Paramos en una bomba donde casi nos come una pequeña Pitbull y donde el encargado resulto ser un maracucho que nos dio permiso de pasar la noche allí y descansar.

Al octavo día nos despertamos a las cuatro de la mañana, pero como cosa rara, saliendo se nos espichó una bicicleta jajaja. La maldición de las bicis pues. Nos regresamos a la bomba y la reparamos, con lo cual terminamos saliendo a las siete de la mañana.

Llegamos a Ocaña, donde el camino ya se volvía pura montaña. Cúcuta estaba cerca ya.

Se hicieron las ocho y llegamos a un pueblito llamado «La Ermita» que esta justo empezando la montaña. Paramos y decidimos pasar la noche en una plaza, pero el frío era tan arrecho que me estaba dando hipotermia. No sentía las manos ni los pies. Me dolían los oídos.  Todo el cuerpo me temblaba.  Un pana me tuvo que abrazar toda la noche para poder darme calor y dormir y ya se imaginaran el chalequeo que me montaron después jajaja.

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Nos despertamos a las cuatro de la mañana.

Fue la noche mas larga para mi, el frio no lo aguantaba, asi como aprecian en la foto.

Empezamos a subir y el frio fue pasando, pero el camino era cada vez más difícil.

Era subida y mas subida, montaña y mas montaña.

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Eso era lo unico que se veia en el camino. Además que nos llovió a mitad de montaña, nos mojamos y el frío se puso violento de nuevo. Eran las siete de la noche y aun estábamos subiendo. No encontrábamos dónde pasar la noche, hasta que llegamos a un lugar donde los camioneros se paran a comer y había una posada.

Fuimos a hablar con el gerente a ver en cuanto nos dejaba una habitación, teníamos apenas 30 mil pesos, y adivinen, era venezolano. El loco nos dijo que podíamos pasar la noche allí sin pagar. Nos dio una habitación con tres camas y ademas nos dio chocolate caliente y pan.

Nos duchamos con agua caliente y caimos como piedra, fue la mejor noche de todas.

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Llego el décimo día y ahora nos tocaba era bajada.

Estabamos descansados y relajados gracias a esa buena noche.

Empezamos a bajar. Las bajadas eran tan arrechas que yo bajaba con el freno pisado y aun asi la bici seguia yendo rapido y me tocaba frenar con el pie. Las cholas se me desgastaron, ademas de eso me caí jajaja.

La rueda de adelante chocó con una parte de la carretera que estaba desnivelada y por el peso de los bolsos que llevaba en el volante, la bicicleta se me fue hacia adelante y me caí jajaja.

Me doble la mano (aun me duele) y me lastimé la cintura (como cosa rara a mi pasándome vainas).

Duramos casi todo el día bajando. Llegamos a un pueblito que no recuerdo el nombre cerca de las ocho de la noche.

Nos quedamos en una plaza y como era de esperarse la gente nos mando al ejército que custodiaba el pueblo. Nos requisaron. Hablaron con nosotros y nos regalaron una Coca Cola, jajaaja, tipo rela.

Llego el undécimo día.

Nos levantamos a las cuatro de la mañana. Solo teníamos que bajar un poco más para salir de la montaña y poder llegar a Cúcuta.

La emoción era arrecha.

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Tres días después, finalmente pudimos salir de la montaña.

Cúcuta estaba a la vuelta de la esquina.

Apenas salimos a la carretera eso fue acelerando más y más. Ya no había dolores.

Llegamos a Cúcuta a las tres de la tarde. Fuimos al mercado y seguimos a la frontera pensando que íbamos a poder pasar esa misma noche, pero no. La frontera estaba cerrada y nos dijeron que la abrirían al día siguiente en la mañana.

Así que nos toco pasar la noche cerca de allí, pero no nos importaba, estábamos ya a un cruce de Venezuela.

Amaneció, nos fuimos rápido a la frontera, eran las seis de la mañana y aun no habían abierto. Estábamos tan desesperados por llegar que tuvimos que pasar por la trocha. No teníamos cómo pagarle a los trocheros así que no nos importo y le dimos nuestras cuatro bicicletas.

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AL FIIIIIIN PUDIMOS LLEGAR A SAN ANTONIO! ESTABAMOS EN VENEZUELAAAAA!

Pero aun teníamos que pasar por unas pruebas del COVID19 para poder ser trasladados a los refugios.

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Nos hicieron las pruebas y el resultado fue Negativo.

¡0 CORONAVIRUS! Jajaja así que dele pa dentro mi loco (ignoren el sucio de la uña, coño, es entendible después de todo)

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Lo primero que hice al entrar al terminal fue… jajaja lo extrañaba.

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Corrimos con suerte que al día siguiente llegaron los autobuses que nos llevarían a un refugio cercadle allí, donde estaríamos por cuatro días antes de ser trasladados hasta Maracay.

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La comida no nos llenaba y como en el grupo donde había quedado estaba una señora con cocina eléctrica y yo no me iba a morir de hambre, además de que soy mas salió que las viejas de mi barrio, le dije que si nos podía prestar la cocina para hacer unas arepitas y vaina, para comer todos jajaja.

Duramos 4 dias. Nos hicieron de nuevo las pruebas y negativo todo el mundo, asi que ¡DELE PA’ MARACAY MI LOCO!

En mi hermosa Maracay nos llevaron a otro refugio donde estaríamos por catorce días.

El día lunes, despues del dia de las madres, nos volvieron hacer la prueba y todo negativo, así que ¡DELE PA’ LA CASA MI LOCO! jajaja.

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Y así fue como después de dos años fuera de Venezuela, después de 12 días viajando en bicicleta y 19 días en refugios, volví a sentir el abrazo de mi mami, volví a estar en mi casa, volví a estar de nuevo con mi familia, volví de nuevo a MÍ PAÍS.

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15 respuestas a “Mi viaje de regreso a Venezuela.”

  1. Que historia tan triste, me partió el alma.. 😭😭

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    1. Avatar de Diáspora Venezolana
      Diáspora Venezolana

      Es una historia muy emotiva Nora. Llena de grandes y valiosas enseñanzas.

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  2. Dios estuvo siempre a tu lado.grandes líneas para escribir tu historia…gracias a Dios estás en tu casa en tu país con tu gente ..

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    1. Avatar de Diáspora Venezolana
      Diáspora Venezolana

      Así es. Dios siempre le acompañó. Saludos.

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  3. Avatar de Daniel Loggiodice
    Daniel Loggiodice

    Queda claro, que teniendo fe en Dios todo se puede lograr, así como tu y tus amigos de aventura pudieron lograrlo,
    Tus vivencias relatadas son dignas de plasmarlas en un libro, Dios te llene de bendiciones.

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  4. Avatar de Daniel Loggiodice
    Daniel Loggiodice

    tus vivencias relatadas son dignas de admiración, deberías plasmarlas en un libro, Dios te llene de bendiciones.

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  5. Tanto que se quejan los colombianos de nosotros y para la muestra un boton, todos los que ayudaron eran al menos en un 70% venezolanos, e incluso uno vivio en venezuela, el cual seguramente (como sus paisanos) compro casa en la hermana republica gracias a este hermoso pais.

    Al que no le gusta el plato se le dan dos tazas, se acordaran de mi, esos cientos de «venecos» alla en colombia ya forman parte de la poblacion comun, se mezclaran, tendran sus trabajos, sus vidas, sus negocios… poco a poco iran tomando parte de la vida a todo nivel, nos les metimos por debajito.

    Desde la Gran Colombia la gente del pais vecino nos ha aborrecido, y ahi nos tienen cada vez mas adentro.

    Pasaran los años y la mazamorra dejara de existir, en menos de una decada rolos, pastusos, paisas y costeños hoy dia comen arepas, bailan al ritmo de GUACO y escuchan gaitas…

    Venezuela siempre fue primero.

    p.d. No soy de llorar, pero la historia me conmovio, casi casi jeje.

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    1. Me conmovió esta experiencia, lo mismo creo, recibieron la ayuda de Dios, ahora que están en la tranquilidad del hogar, piensen muchachos, piensen en cómo le pagan eso a Dios..no se trata de dinero, se trata de seguir teniendo fe en él, creer en su palabra, sepan que Dios les ofrece vida eterna en un paraíso, todas esas cosas malas que están viendo ahora, van a ser eliminadas, ya no tendrán que vivir tantas amarguras, todas las enfermedades, incluyendo el Coronavirus serán eliminados (Isaías 33:24; Revelación 21:3,4) . Los admiro por la valentía que demostraron…este es mi correo; henrysantosu@gmail.com. por si desean hacerme preguntas sobre lo escrito. También soy venezolano y estoy en Chile con mi familia, no ha sido fácil, pero agradezco mucho a éste país..

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  6. DIOS TEBENDIGA LA SANGRE DE CRISTO TIENE PODER

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  7. Les recomiendo visitar, si así lo desean, la página de internet JW.org

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  8. Que alegria siento que los venezolanos esten ayudandose unos con otros bienvenido a Maracay y gracias por contar su historia bendiciones y exitos para todos

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    1. Avatar de Diáspora Venezolana
      Diáspora Venezolana

      Un abrazo Ana.

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  9. Gracias aDios stas en casa.Dios te accompany y diste con bueees amigos cuantis venezolanos como yo anoramos estate en en casa…me fue impossible no derramar Lagrimas pues soy mujer y somos muy sencibles. Tambien me da mucho sentimiento cuantos venezolanos estamos pesado Roncha enotros
    paises por culpa de unos cuantos asesinos…

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  10. Avatar de Tirso Guzmán
    Tirso Guzmán

    Gracias al SEÑOR están en sus respectivas casas. DIOS TODOPODEROSO iba montado en una bicicleta junto con ellos por todo el camino. Y en cada parada, DIOS se personificaba en cada persona que consiguieron y los ayudaron. EL TODOPODEROSO los siga bendiciendo, así sea.

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    1. Avatar de Diáspora Venezolana
      Diáspora Venezolana

      Amén 🙏.

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