Por: Luis D. Sánchez

El Estado venezolano tiene problemas históricos graves que ponen en peligro el desarrollo óptimo de su existencia, empezando por la continua contracción de las fronteras, el debilitamiento de las instituciones, la distribución desequilibrada de la población a lo largo del territorio, etc.

El Estado debe de tener cierta concordancia con la nacionalidad. Aunque no en todos los casos existen una concordancia histórica entre la nacionalidad y el Estado, pero no debemos de negar la relación importante que existe entre el Estado y la nacionalidad.  Por lo tanto la nacionalidad es un asunto de “política de Estado”.

La nacionalidad venezolana se basa en la admiración del territorio y el culto a Bolívar. Esta última refuerza la irracionalidad institucional y la legitimidad del “caudillo”. Por lo tanto, la nacionalidad venezolana se puede ver en muchos casos incompleta. Ese vacío, quizás, lo tratamos de llenar con la admiración de los recursos naturales, que en el caso de Venezuela es muy potente. Los recursos que tiene Venezuela no son esfuerzo de los venezolanos, pero lo apropiamos como una virtud venezolana.

Tomando en cuenta tales cosas, podemos decir que la nacionalidad viene acompañada con la autorrealización de sus miembros. Es decir, el aporte económico ayuda a soportar la lealtad.

Sé que esto puede generar muchas controversias y muchas personas se sentirán ofendidas. No es mi intención ofender.  

No es secreto para nadie la grave crisis económica que enfrenta el país, desencadenando un fenómeno demográfico nunca antes visto: Venezuela es un país de inmigrantes. Antes Venezuela recibía a ciudadanos de otras naciones con mucha solidaridad, tanto que hasta se parecía a un proceso de “agnación” tribal. Pero ahora Venezuela se convierte en un país productor de inmigrantes.

Según estadísticas, mas de 1 millón 500 mil venezolanos han salido del territorio en los últimos 4 años. Pero se estima que la cifra es superior, llegando más de 4 millones de venezolanos que han salido del país, buscando una mejor vida. Alarmantes cifras en el cual el departamento de migración de Colombia ha registrado más de 500 mil entradas de venezolanos en el territorio en los primeros 3 meses del 2018.

La naturaleza de la migración venezolana se basa en un factor económico racional, en donde el migrante busca una mejor vida, y espera realizar sus sueños en ese país receptor (bien sea, España, Perú, Chile etc.) ¿Quién puede desmentir esto?

La gran mayoría de los migrantes venezolanos tiene la expectativa de triunfar económicamente en los países receptores, y tiene la esperanza en ello.

Los pilares de ese factor racional de motivación viene sustentado con argumentos lógicos como: La culpa es del gobierno (aunque habías votado por el chavismo), no hay alimentos, ect. Pero la realidad, sea cual sea los argumentos, la naturaleza de la misma es de sentido económico racional.

El significado de todo esto, es el efecto sociológico, jurídico y político de la migración venezolana. En 10 años muchos venezolanos tendrán el proceso de asimilación muy adelantada. Llamamos proceso de asimilación la integración de un extranjero a la sociedad receptora.

Cada país con su configuración jurídica, asimilará, en la medida de lo posible a los venezolanos. En 10 años, muchos venezolanos tendrán la doble nacionalidad, sin contar aquellos que lo están tramitando en este momento, y que por circunstancias jurídicas les corresponden la nacionalidad más rápido que los demás.

Este fenómeno de la dualidad de la nacionalidad traerá consigo la dualidad de la lealtad, consecuencias políticas para el Estado venezolano. La dualidad de la lealtad impide la consagración completa de un individuo a su nación. Esa persona con dualidad de nacionalidad, se sabrá dos himnos nacionales, tendrá dos gobiernos que los represente y dos banderas que amar. Incluso puedo decir, que esa segunda nacionalidad se reforzará con el tiempo con lazos emocionales como: el agradecimiento a la nación receptora, la nacionalidad de los hijos, la tierra, que  aunque sea extranjera, puede convertirse en el lugar de sepultura de seres queridos, y el hecho de que se vive normalmente en ese país receptor. Esto crea fuertes lazos emocionales que refuerza la dualidad de la lealtad venezolana.

En el presente, aunque veamos la añoranza sentimental que unen a los recién migrantes por sus tierras de origen, tal sentimiento se irá difuminando en el tiempo a medida que la asimilación va haciéndose más efectiva. Y tal efectividad depende de las condiciones de vida que los venezolanos vayan logrando según sus expectativas y metas.

Los venezolanos a medida de que otra nación le ofrezca las condiciones en el cual aspiran para la autorrealización, este será capaz de recibir la nacionalidad de ese país, aunque amen el origen y la recuerden, prefiere la vida más segura y garantizable en la nación receptora. Recibir la nacionalidad significa tener un estatus jurídico más seguro dentro del país receptor, por lo cual no es nada despreciable.

¿Dónde quedará la lealtad y consagración a la nación? ¿Qué les dirán a sus hijos sobre Venezuela? Hablamos de dualidad de la lealtad, algo que es muy cercano a la deslealtad.

@SLuisd3007

 

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